6 errores de los padres cuando su hijo está triste

Qué duro es ver a un hijo triste, ¿verdad? Es lo último que queremos, pero es que además enseguida nos saltan las alarmas ‘algo malo le pasa’, ‘será que sus amigos le tratan mal’, ‘¿habré hecho algo mal?’… Intuitivamente, la primera reacción es intentar que los niños estén alegres de nuevo. Y, en ese proceso, tienen lugar errores de los padres muy frecuentes cuando ven que su hijo está triste o tiene el ánimo bajo.

El objetivo de este post es ayudarte a reflexionar sobre cómo reacciones en estos casos. Para saber más qué puede haber detrás de la tristeza infantil contamos con los especialistas: la psicóloga infantil Begoña Ibarrola, la neuroeducadora Carmen Prieto y la psicopedagoga Marga Santamaría.

Errores de los padres al ver que su hijo está triste

¿Qué puede haber detrás de la tristeza de tu hijo? Una pregunta que no tarda en asomar por nuestra mente cuando vemos que, por algún motivo, nuestro niño o niña lleva una temporada sin su alegría habitual. Por desconocimiento o debido a nuestro interés de que vuelva a recuperarla cuanto antes, en ocasiones solemos cometer los siguientes errores, que no deben formar parte de nuestra educación emocional.

– Otro de los errores que solemos cometer los padres cuando se trata de gestionar la tristeza o desánimo de nuestros hijos es insistirles en que nos cuenten qué les pasa. Además de cerrarse en banda, cuando los mayores estamos tristes también agradecemos que nos den nuestro espacio para expresarnos cuando consideremos. En caso contrario, llevarse el mensaje de que lo que les pasa es mucho más grave de lo que en verdad es.

– Y es que, a qué padre o madre no le encanta ver a su hijo feliz y contento, ¿cierto? Por eso muchas veces nos cuesta tanto dejar que nuestros hijos expresen su tristeza y por eso también enseguida les decimos frases como ‘no estés triste‘, ‘no tenga el ánimo bajo’, ‘no pasa nada’, ‘alegra esa cara’. Sin darnos cuenta, estamos invalidando su emoción que, aunque es desagradable, es igual de válida que otras como la alegría.

– No pienses que por ser niño va a saltar, gritar, correr o sonreír todo el tiempo. Nuestros hijos, exactamente igual que nos pasa a nosotros, tienen sus momentos de alegría, pero también de tristeza o incluso de reflexión.

Mi hijo está triste, ¿cómo le ayuda a gestionar sus emociones?

Los siguientes consejos te resultarán de gran ayuda en la gestión de las emociones de tus hijos, sobre todo cuando se trate de la tristeza o de los ánimos bajos:

1. Brinda a tu hijo el tiempo que le haga falta para que pueda hablar en el momento que quiera, que se exprese sin temor, pero sin prisa y sin agobios.

2. Para lograrlo, además de ser paciente, cuéntale tú también de vez en cuando cómo te sientes, si estás feliz, si hoy has pasado un buen día, si te has sentido apenada por algo…

3. Compartir con los hijos las emociones y normalizarlas les hará mucho bien, no solo porque descubrirán que es algo del día a día, sino porque además encontrarán sus propios recursos para gestionarlas y no dejarse llevar por ellas.

4. Cuando un niño no está contento, sobre todo en casa, muchas veces es porque necesita tiempo del adulto. Así que, no lo dejes pasar y dedica un rato al día a hablar con tus hijos, a jugar, a leer un cuento o poema, a dar un paseo a la vuelta del colegio. El tiempo de calidad exclusivo que brindamos a nuestros hijos resta tristeza y suma alegría.

5. Cuando existe comunicación con el adulto de referencia y el niño siente que pertenece a su núcleo familiar, es mucho más fácil expresar esa tristeza con palabras o con gestos. De lo contrario, si el niño no siente que se valoran sus puntos de vista no se animará a mostrarse tal y como es.

6. Acompaña a tu hijo en sus emociones sean agradables o desagradables; hazle ver que la familia es como un gran equipo y que la suya siempre va a estar ahí para respetar su espacio y también para apoyarle en todo lo que le haga falta.

¿La tristeza de mi hijo es un problema emocional?

Los padres tenemos que aprender a diferenciar cuando la tristeza es momentánea, por ejemplo, porque le han regañado en el colegio o su amigo no le ha invitado a su cumpleaños, de cuando se trata de una tristeza que se ha convertido en un problema emocional en nuestros hijos. A veces, el niño está triste porque tiene una herida emocional que necesita ser sanada.

Para ello debemos convertirnos en grandes observadores para darnos cuenta de si nuestro hijo muestra hostilidad, si tiene pasotismo, desmotivación, apatía o desinterés en las tareas que antes le gustaban, si responde con palabras bruscas, se muestra violento, se aleja de sus amistades o se encierra en su cuarto.

Aunque parezca que se aleja de nosotros, en verdad lo que desea es llamar nuestra atención de la manera que sabe, una llamada que también es una alerta de un posible problema emocional. En estos casos, si vemos que necesitamos ayuda para tratar la tristeza de nuestros hijos o incluso la nuestra propia por verles así, no debemos tener reparo en pedir ayuda a un profesional, orientador o psicólogo que nos dé las indicaciones oportunas para gestionar en casa y en la escuela este tipo de situaciones.

Fuente: Beatriz Martínez Periodista

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